6 largos años tuvieron que transcurrir para que el tercer larga duración de esta banda originaria de Ohio viese la luz.
Fueron años difíciles (cuáles no lo han sido) para el Metal, aquellos de los 90.
Aunque en ese tiempo siguieron tocando y publicaron un E.P., lo cierto es que la actividad de la banda se vio muy mermada, y también se produjo el abandono del vocalista y el batería de los dos primeros álbumes, Randy 'Wolf' Mickelson y Johnny Cappeletty respectivamente, que fueron sustituidos para este trabajo por Rob Brug a los tambores y Scott Miller al micro. Dos sustitutos de nivel que cumplen a la perfección sus roles.
Continuaban por tanto los guitarristas Chuck Stohl y Fritz Adamshick y el bajista Kevin Kekes. Por lo demás, eso fue lo único que cambió, dado que la música de Damien no perdió en ese intervalo ni un ápice de su energía y calidad. Aunque estamos en 1995 y el sonido se ha 'modernizado' tomando algunas influencias de la tendencia del momento otorgando concesiones al `groove', ('Vlad' es un claro ejemplo), el rollo de Damien sigue siendo, cómo no, el Heavy Metal / U.S. Power de la más pura cepa.
Un cruce entre Pantera y Judas Priest podría ser una buena comparación.
Un cruce entre Pantera y Judas Priest podría ser una buena comparación.
Con la aportación de ideas frescas como el monumental cierre instrumental de casi 9 minutos con 'The Legend Of Trotis'; y, en líneas generales, un bombardeo constante de riffs potentes; muy buenos y efectivos duelos guitarreros asentados sobre una soberbia base rítmica, 'Angel Juice' fue un disco crucial por la época en que salió al mercado, ya que permitió a la banda sobrevivir con dignidad en un momento delicado.
Unos auténticos luchadores incansables de la escena norteamericana underground, totalmente entregados a la causa del metal verdadero que jamás tuvieron un reconocimiento multitudinario aunque lo merecían. Merecen, mejor dicho.
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