25 de noviembre de 2018

YOB - CATHARSIS (2003)






Pocas bandas en el metal contemporáneo son tan audaces y duras (dentro de su género, lógicamente) como Yob. Banda de Oregon que forma parte de aquella hornada de jóvenes que llevaron el Doom al extremo (creando eso que llaman por ahí 'Sludge' o 'Stoner'), gente como Electric Wizard, Orange Goblin, Reverend Bizarre, Sleep, High On Fire, Ogre, etc.

Lo primero que destaca es la duración de las canciones, enormes y largas, que permite apreciar la música desde varios ángulos, proporcionando al oyente una experiencia trascendente real que va más allá de algunas mezclas de notas para sentirse bien. Con un gran énfasis en el ritmo ridículamente lento pero pegadizo, con riffs de guitarra muy distorsionados, ruidosos y disonantes y bajos igualmente bañados en lodo, y con tambores simplistas pero efectivos que no se representan a sí mismos como el pináculo del tecnicismo, pero que tampoco tienen que hacerlo. La gran atmósfera que pueden crear con su simplicidad es asombrosa y eso es lo que importa.

En su segundo álbum, "Catharsis", se basan bastante en los cimientos de su primer disco, "Elaborations of Carbon", pero también hacen algunas correcciones clave. La producción es mejor y más fácil de evaluar y la composición de las canciones es mucho más centrada y directa, por lo que "Catharsis" dibuja una imagen muy clara de una banda que logra formar su propio estilo de música al tiempo que rinde un respetable homenaje a los que los influenciaron grandemente. Es una bestia compleja y fascinante que abarca desde pasajes tranquilos y pacíficos a otros salvajes y maníacos.

El álbum tiene solo tres canciones: "Aeons", "Ether" y "Catharsis". “Aeons” dura 18 minutos, “Catharsis” dura 23 minutos, por lo que “Ether” se siente como un respiro corto en comparación, con su duración de 'sólo' 7 minutos. Como se puede ver, Mike Scheidt (guitarra, voz y el que corta el bacalao) y compañía (Isamu Sato, bajo y Travis Foster, batería) se toman su tiempo para trabajar los temas, con la calma de un sádico asesino descuartizando a su víctima, sin ponerse nerviosos. Realizando una exhibición de la capacidad de la banda para llevar la densidad e intensidad de su música al límite y luego hacer una transición perfecta justo antes de que la canción se vuelva aburrida, transitando por territorios plagados de riffs infernales y brutales conformados por lentos y crujientes acordes de guitarra y solos caóticos. Con su naturaleza cruda e instintiva y su textura musical, "Catharsis" muestra a Yob como una banda con una ejecución impecable y las ideas claras. Su pasión y talento es palpable, y su ambición es grande. Puede que no entres en su música fácilmente, pero seguro que vale la pena intentarlo.

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1 de noviembre de 2018

CARNIVORE - RETALIATION (1987)





El segundo y último trabajo de Carnivore, bárbaros urbanos violentos y groseros que a mediados de los años ochenta aterraron el área de Nueva York con su vestimenta al estilo Mad Max. Tras el lanzamiento de 'Carnivore' (1985), el grupo de Peter Steele tuvo que lidiar con algunas situaciones y cambios que tuvieron una influencia importante en el futuro cercano de la banda. En primer lugar, Carnivore, el álbum, no fue realmente un disco de éxito, las ventas no fueron precisamente emocionantes y la imposibilidad de hacer giras rompió las esperanzas de tocar en vivo más allá de su zona de origen. También hubo cambio de guitarrista, con Marc Piovanetti sustituyendo a Keith Alexander.
Por otro lado, Peter Steele se desilusionó, y estaba cada vez más insatisfecho con los resultados obtenidos después de currárselo tanto con dos grandes discos del Hardcore más brutal del momento, llegando a tener problemas de depresión que lo llevaron a buscar ayuda de un psicólogo (y otras cosillas). Problemas que de aquí en adelante siempre arrastrará. Esto tuvo repercusiones en la música y los textos de Retaliation, que se volvieron aún más nerviosos y polémicos, especialmente con la religión.
Perdiendo una gran parte del componente primitivo, los Carnívoros no tenían nada que hacer más que berrear su visión del mundo frente al oyente, incluyendo la crítica directa, las descripciones explícitas y el humor negro. El comienzo es genial y es uno de los muchos 'chistes' a los que Peter nos acostumbró a lo largo de su carrera: 'Jack Daniel's and Pizza' es de hecho una introducción de poco menos de un minuto que representa lo que sucede cuando exageras con los dos productos. Una intro como mínimo curiosa.
Después de esta broma, sin embargo, la cosa ya se pone seria. La gruesa vena bestial, la furia, el desgarro de estos tres energúmenos sólo se interrumpe por las breves desaceleraciones propias de la escuela sabática que aportan ligeros respiros dentro de la espiral apocalíptica de la música de Carnivore. Desaceleraciones que sólo son pausas para tomar aire para el siguiente ataque sonoro. Peter, como buen provocador, canta dramáticamente unos textos del todo polémicos, especialmente para aquellos que no van más allá del título. Pueden parecer racistas, antireligiosos o fascistas, pero al final no hay una postura, sólo una descripción amarga de la estupidez humana, cuyo resultado está allí expuesto. 'Nadie gana, todos perdemos'. Los 'problemas' de Peter vuelven a aparecer junto con la furia incondicional en 'Inner Conflict', una pieza nerviosa en la que Steele parece completamente presa de una crisis histérica: grita, tartamudea, su interpretación es delirante, revelando una profunda incomodidad del cantante hacia sí mismo, que sólo años más tarde se hará evidente incluso para aquellos que no estaban cerca de él.


'Tener miedo es odiar, es miedo. Me sacudo la cara en el espejo. Se acerca la muerte, la muerte se acerca. La expiración está creciendo. Me estoy pudriendo por dentro. Me estoy pudriendo por dentro. Estoy disgustado conmigo mismo. Estoy en el infierno. ¡Estoy en el infierno! ¡Estoy en el infierno!' .

El lado A del legendario vinilo se cierra así y casi con seguridad hay cientos de grupos que pagarían por tener un puñado de canciones como esa, pero para la apertura del lado B, Carnívore implementan lo que es la provocación definitiva de su carrera, ya que la introducción, un discurso de Hitler superpuesto a cantos gregorianos, es puro humor negro en el que los riffs 'de Black Sabbath' se alternan con arrebatos intensos, mientras se cuenta la historia de un individuo nacido de una monja violada por los nazis que podría ser tanto el Salvador como el líder del Cuarto Reich, nadie sabe qué. El solo de Piovanetti parece haber salido directamente de la guitarra de Tony Iommi. Otro deudor del guitarrista de Birmingham.
La bestialidad de Carnivore, ese thrash / hardcore / doom, parió un disco que es una verdadera patada en los dientes. La evolución natural del debut, tanto desde el punto de vista textual como musical, con un grupo más maduro en las soluciones y mejorado. Matices como la instrumental 'Five Million Dead' o la versión de Hendrix 'Manic Depression' vienen a demostrarlo.
La entrada de Piovanetti contribuyó a esta mejora. 
Desafortunadamente, se repitió lo que sucedió después del lanzamiento del debut, es decir, nada o casi nada, aparte de algún concierto importante en la zona de Nueva York.
El estancamiento y la indiferencia hacia los Carnívoros sólo aumentaron la frustración de Peter, que ya luchaba con sus problemas de depresión y con el final de su matrimonio; entonces el gigante de origen polaco decidió que era apropiado llevar al grupo al extremo con nuevas ideas musicales y textuales que no fueron bien recibidas por Lou Beateaux, su compañero de armas desde los tiempos de Fallout, la primera banda en la que tocaron ambos. El nuevo giro de la banda y las nuevas prioridades del baterista (trabajo y familia) condujeron a su abandono, decretando también el final del bestial power-trio. El tercer disco que Peter estaba escribiendo se convirtió en la base sobre la que se construyó 'Slow, Deep and Hard', el debut de Type O Negative y desde el cual inició una nueva historia, llegando incluso al éxito deseado. Dejando sin embargo esa insatisfacción subyacente que acompañó a Steele en su carrera. Pero esta es otra historia.
El segundo álbum de los Carnivore fue por tanto un epitafio sucio, tosco, rápido, provocativo y neurótico, lleno de pesimismo y humor negro hacia la humanidad y hoy, más de treinta años después, no se puede decir que no tenían razón, al menos en parte. Un disco de nivel absoluto con una personalidad desbordante, adecuado para los fanáticos más incondicionales del hardcore / thrash metal.
Un gigantesco dedo corazón mostrado al mundo, especialmente a aquellos que nunca han perdido la oportunidad de criticar algo superficialmente, esto es lo que es 'Retaliation'. Take It Easy.