Suelo ser algo escéptico sobre la decisión de una banda de reunirse después de un largo período de actividad suspendida. Por lo general, el resultado es desastroso cuando un grupo inactivo escribe nuevo material, ya que deciden seguir las tendencias actuales o alguna mierda de radio-fórmula que destruye el entusiasmo de la reunión y tiran por la borda los buenos tiempos de un plumazo. He dicho por lo general... pero algunas bandas se aferran a sus raíces y demuestran que todavía tienen la capacidad de ofrecer música notable. La reunión en 2005, tras haberse separado en 1991, de los "ilustres de la 2ª división" Onslaught fue una revelación alegre para muchos, pero todavía quedaba una pregunta flotando en el ambiente: ¿pueden seguir siendo buenos?. Esa pregunta fue contestada con un rotundo sí en 2007, cuando esta leyenda del thrash británico lanzó Killing Peace. En lugar de un enfoque "moderno", Onslaught hundió de nuevo sus profundas raíces en el Thrash Metal más despiadado. Quince años de silencio no impidieron que la embestida fuera de nuevo totalmente destructiva. La dominación implacable de las guitarras de Alan Jordan y Nige Rockett, con un arsenal ilimitado de riffs memorables, frescos y crujientes y solos abrasadores es la clave. Sonar frescos sin abandonar los viejos cánones.
El batería Steve Grice realiza una demostración impecable de maestría acelerando sin miramientos los tempos, escoltado por el ensordecedor bajo de James Hinder. Sy Keeler, vocalista de energía extraordinaria, completa el quinteto. Al igual que sus compinches, Sy saca en este trabajo todo lo mejor de sí. Es asombroso cómo aún puede impresionar Onslaught después de estar ausente de la escena del metal por un tiempo tan largo. Killing Peace no es sólo uno de los mejores lanzamientos de Onslaught, sino un perfecto ejemplo de cómo debe sonar un disco "de reunión". Un disco necesario tanto para los que conocimos al Thrash Metal cuando aún era un mocoso como para las nuevas generaciones.
El batería Steve Grice realiza una demostración impecable de maestría acelerando sin miramientos los tempos, escoltado por el ensordecedor bajo de James Hinder. Sy Keeler, vocalista de energía extraordinaria, completa el quinteto. Al igual que sus compinches, Sy saca en este trabajo todo lo mejor de sí. Es asombroso cómo aún puede impresionar Onslaught después de estar ausente de la escena del metal por un tiempo tan largo. Killing Peace no es sólo uno de los mejores lanzamientos de Onslaught, sino un perfecto ejemplo de cómo debe sonar un disco "de reunión". Un disco necesario tanto para los que conocimos al Thrash Metal cuando aún era un mocoso como para las nuevas generaciones.
Me gustó mucho esta reseña. Saludos
ResponderEliminarGran disco; tuve que borrarlo por malawere una ves. Gracias por esta copia una vez mas.
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