El disco que sirvió de epitafio a la primera y triunfante etapa de los Keel. Con la banda en proceso de descomposición tras el abandono de Marc Ferrari por diferencias musicales y personales, que fue sustituido por Tony Palamucci, y con la adición de Scott Warren en los teclados.Un disco que tiene dos caras, obviamente, pero con la pequeña particularidad de que una contiene 6 temas nuevos grabados en estudio y la otra seis temas en directo, dos de ellos también inéditos, grabados en el 'Roxy' hollywoodiense. Uno de los de estudio es la balada 'Dreams Are Not Enough', tema para el que grabaron un videoclip. La parte grabada en vivo es, lógicamente, la más recomendable, pues es en directo, como todos sabemos, donde se capta la esencia y la fuerza de esta música. Pero pese a mantener el buen nivel musical de anteriores trabajos, con ese Hard Rock recio, divertido y afilado, sustentado por la prodigiosa voz de Ron Keel y el espectacular trabajo de guitarras, los problemas habían venido para quedarse y tras la publicación vino la disolución definitiva. Un digno final para una banda que en los 80 tocó el paraíso y que llegó a ser grande, al menos en los U.S.A. dada su calidad incuestionable.
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