Extraño. Es el adjetivo que me viene a la cabeza tras cavilar un poco acerca de esta banda en general, pero, más que nada, sobre este disco. ¿Por qué una banda de indudable y extraordinario talento es capaz de publicar dos memorables obras de arte, que son de lo mejor que se ha publicado nunca en su contexto, y, de repente, tras lanzar 'Canterbury', son linchados, humillados y hasta vilipendiados por la misma gente que hasta entonces, sólo un año antes, los adoraba?. Jamás se vio un ascenso y caída tan vertiginosos y brutales como los de Diamond Head...Bien, escuchemos ese tercer disco. Será que se han pasado al Jazz (zzzzzzz)...
Pues no, amigos. Resulta que ese tercer disco es un disco mucho más que aceptable. No voy a decir que sea un 'diamante' como lo fueron 'Borrowed Time' o 'Lightning To The Nations', ni que sea un trabajo de esos realmente sobrecogedores, históricos, eternos, etc, etc... pero es un disco muy, muy potable, disfrutable, e incluso inspirado. ¿Qué pasó?... pues que Tatler y Harris optaron por sacar a la luz un disco más ecléctico, introvertido, personal y, qué sé yo, digamos... extraño... en el que exhiben de nuevo su enorme talento, alternando temas un poco más comerciales con otros de aire más épico y progresivo. Tal vez el punto más débil sea la producción. Hay una serie de adjetivos que podrían describir 'Canterbury', basados en la interpretación de la música y la insistencia de la banda en cambiar su sonido tan drásticamente; valiente, experimental, progresivo o incluso ingenuo. Tal vez si hubieran consolidado el éxito basado en sus lanzamientos anteriores y hecho la transición a su nuevo sonido de una manera menos abrupta, la historia hubiese sido otra. No voy a afirmar que el álbum fue un éxito artístico o que es una especie de clásico olvidado, pero sí que a día de hoy es comparativamente mucho mejor que algunas de las escorias actuales y que 'Canterbury' contiene música que vale la pena escuchar.
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