25 de abril de 2011

BARREN CROSS - HOTTER THAN HELL! [LIVE] (1990)





Aunque nunca alcanzaron la notoriedad de sus vecinos del Condado de Orange, Stryper, Barren Cross estuvieron entre las más conocidas bandas cristianas o de 'White Metal' surgidas en la década de 1980. Formada a finales de 1983 por el cantante y guitarrista Mike Lee, el guitarrista Ray Parris, el bajista Jim Laverde, y el batería Steve Whitaker,NF07%20-%20Barren%20Cross%203 Barren Cross ensayaron asiduamente antes de realizar su primer concierto seis meses más tarde, de todos los lugares, en un hogar para niñas menores delincuentes. Poco después, utilizan sus conexiones cristianas para acercarse al productor Dino Elefante (cuyo famoso hermano John era entonces el cantante de los gigantes del rock progresivo Kansas) y pedirle ayuda con su carrera. Como buen samaritano que era, Elefante acepta producir el EP debut acertadamente llamado 'Believe', que la propia banda editó y distribuyó. La táctica dio sus frutos cuando el sello independiente Star Song firmó al grupo y remasterizó el EP de seis canciones, añadiéndole tres nuevas para el lanzamiento en 1986 del larga duración 'Rock For The King'. Para entonces, el 'White Metal' estaba en pleno crecimiento gracias al trabajo de Stryper, Trouble y también incontables devotos, pero Barren Cross aún estaban luchando por hacerse un nombre. Lucha que se les hizo muy cuesta arriba debido a su estilo, derivado de Judas Priest o Iron Maiden y que sonaba mucho más legítimo y duro que el más aterciopelado de Stryper, lo que provocó cierta fascinación entre los fans del metal más auténtico y pesado, pero paradójicamente, debido a sus letras comprometidas con la causa cristiana, provocó a su vez el rechazo de los grandes sellos discográficos, con lo cual, ironías del destino, se quedaron nadando entre dos aguas. A pesar de los intentos por dar el 'gran salto' (Atomic Arena, 1988 y 'State Of Control', 1989) la banda se vería relegada a seguir en 'segunda división' en el pequeño sello independiente Enigma Records. La elección del nombre de su álbum en vivo (ojo, en vivo auténtico, sin retoques de estudio) de 1990 fue bastante irónico, y aunque vio la luz mayormente por obligación contractual con la discográfica, sirvió y sirve como brillante epitafio de una banda potente y honesta como pocas que no obtuvo el reconocimiento merecido.

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